Cuidando al cuidador: la importancia de pensar en ti primero
Consejos para mantener-te en plena forma mientras cuidas de otra persona.
Este post se lo dedicamos a todas las familias que han venido pidiendo ayuda para cuidar de sus familiares; y a nuestras cuidadoras profesionales, que recogen el testigo de manera entregada y cariñosa.
Hay momentos en que la vida te pone a prueba. Especialmente a las mujeres, que aún llevamos el rol de cuidadoras muy gravado en nuestra cultura.
Las personas que cuidamos de un familiar, solemos también que cuidar de nuestros hogares, hijos y trabajo a la vez. Lo que nos pone en una situación de presión pocas veces soportable. Por amor a la persona mayor que cuidamos, que suele tratarse de nuestros padres o familiares muy cercanos, brindamos nuestros cuidados con la mayor generosidad. Pero si podemos compartir la tarea, es mucho mejor, y los cuidados que brindemos serán de mejor calidad.
Tener una persona dependiente en casa no es tarea fácil. Debemos ocuparnos de su higiene personal, su alimentación, de la limpieza de su hogar, la compra, las gestiones domésticas, las visitas con los profesionales de la salud, los medicamentos. Y también debemos ocuparnos de su ser. Saber si es feliz, qué quiere hacer ese día, si le apetece comer algo especial, a donde quiere ir a dar el paseo de la tarde, o si quiere ir a ver a sus amigos, o sus nietos. Es demasiado para una sola persona.
Normalmente, no solemos volvernos personas dependientes de un día para el otro, a no ser que haya un episodio traumático que lo desencadene. Volvernos personas dependientes es un proceso largo, diario. La naturaleza de ese proceso es la que hace que los familiares nos pillemos los dedos sin darnos cuenta. Empezamos yendo un día o dos a la semana a ayudar a duchar, luego algún rato más a acompañar a las visitas médicas... y cada vez son más cosas. De pronto, no tenemos vida propia.
Antes de que llegue ese momento ya debemos estar preparados para delegar los cuidados. Nos ahorraremos, al menos, dos cosas: el hecho de que la persona dependiente se niegue a ser cuidada por alguien que no sea su familiar, y el hecho de que el familiar quede agotado física y mentalmente.
Cuidar a otra persona no es malo. Pero es duro. Contratar los servicios de una cuidadora en casa es la mejor opción para asegurarnos de que nuestro familiar recibe los cuidados adecuados.
Hay que tener en cuenta, entonces, desde la empatía, de que las cuidadoras profesionales también quedan agotadas si no se les da el tiempo de descanso que se necesita y se exige por ley. Es imprescindible que descansen diariamente, haciendo que otra persona vaya a substituirla durante al menos dos o tres horas diarias. También los fines de semana es de descanso obligatorio. No solo desde la empatía; también desde el egoísmo; ya que una cuidadora cansada no podrá atender bien a nuestro familiar, además de propiciar una baja por ansiedad o depresión por falta de descanso y cuidados propios.
De vez en cuando, debemos ir a darnos un masaje, a comer algo rico en un restaurante que nos guste, pisar la arena de la playa en invierno. Y sobre todo, hacer ejercicio diario, treinta minutos de ejercicio diario alivian el estrés de la carga mental. ¡Salir a caminar a buen ritmo es una muy buena opción, al alcance de todos los bolsillos!
Las empresas de cuidados en el hogar privadas son de calidad, y alivian el estrés que sienten los familiares, ya que pueden descansar y delegar en un profesional los cuidados de la persona mayor. La familia puede solicitar un cuidador por horas o un cuidador interno, tanto para el turno de entre semana como para el de fin de semana. El apoyo de Granma es indispensable para que el servicio cumpla con los requisitos de calidad y con la normativa laboral vigente de los empleados de hogar.